Uno de los principales cambios se dio en
Chile, donde a finales del siglo XIX el Presidente de la República de la época,
Domingo Santa María, ordenó la contratación de instructores para impartir sus
conocimientos a las tropas chilenas, intentando disciplinar las bandas de las
Fuerzas Armadas de la época, contrató al general Emilio Köerner Henze,
acompañado del prestigioso asesor, el
capitán Günter Von Bellow, se encargó de adoctrinar al ejército con el modelo
que actualmente se conoce como cuadratura perfecta, crearon y equipararon a los
integrantes con diferentes estilos de uniformes (En esa época las bandas aun no
tenían una uniformidad establecida), para utilizarlos según la ocasión, ya
fuera una ceremonia militar, la visita de presidentes o una simple presentación.
Para 1930, los requisitos para poder
pertenecer a una agrupación como las bandas de marcha eran los siguientes:
Tener 13 años cumplidos, tener buen oído musical, tener tercer año de primaria
rendido, buenas condiciones físicas, conductuales y de preferencia, ser hijo o
descendiente de músicos de bandas.
El maestro José
Mayorga en 1979,
comenzó un proceso de investigación musical y
marcial para implementar ensambles diferentes a los existentes en las bandas de
Colombia, ya que éstas aún interpretaban las melodías Alemanas - Chilenas.
Entre los años (1979 – 1982) las bandas en nuestro país sólo tocaban: bombos, tamboras, redoblantes, granaderas, pocas liras,
cornetas y un bastonero que era un estilo de piruetero.